P. Domenico Di Raimondo,
Superior Provincial,
y demás MSpS de la Provincia Cristo Sacerdote
y demás MSpS de la Provincia Cristo Sacerdote
Queridos hermanos:
Que Jesucristo, el Resucitado,
los llene de fortaleza, paz y esperanza.
Con profundo dolor recibí la
noticia de la muerte de nuestro querido hermano Robín Bernabé del Rosario,
msps, acaecida hace dos días, en Oregon. Hermanos, siéntanme cercano a
ustedes en estos momentos, lo mismo que a la mamá y demás familiares de Robin.
Me solidarizo con ustedes, comparto su tristeza, su dolor, su desconcierto.
El día 2 me encontraba en
Guadalajara, con los formadores de la Provincia Félix de Jesús. Con ellos y con
los miembros del Consejo Provincial, en la eucaristía del sábado 3, elevamos a
Dios «una oración de alabanza y acción de gracias» (CD 143.4), por la obra de
transformación en Jesucristo que el Espíritu Santo había realizado en Robin y
por todo lo que, a través de Robin, el mismo Espíritu hizo en favor de la
Congregación y de la Iglesia.
El P. Armando Moreno, msps,
que fue formador de Robin en el Segundo Noviciado, nos compartió algo del
perfil humano y espiritual de Robin, así como la decisión que éste había tomado
de seguir a Jesucristo como Misionero del Espíritu Santo para siempre.
Los integrantes
del Consejo General y los demás los miembros de la Congregación nos hemos
sentido impresionados por la manera trágica e intempestiva de la pascua de
Robin. A pesar de esto, también experimentamos el consuelo de saber que un
hermano nuestro perseveró en la Congregación hasta la muerte, y que ahora forma
parte de la comunidad de la Casa del Padre, en la que se encuentran
Nuestra Madre Conchita, Nuestro Padre Félix y los demás Misioneros del Espíritu
Santo que ya culminaron su misión en esta tierra.
Pido a nuestro Dios-Trinidad
que este doloroso acontecimiento sea para ustedes, en especial para los
formandos, una llamada a la conversión y que les dé un nuevo impulso para una
pastoral vocacional más decidida y creativa. Y le pido a Robin, primer filipino
y asiático que persevera hasta la muerte, que desde el cielo abra caminos para
que –pronto, o cuando Dios quiera–la Espiritualidad de la Cruz y la
Congregación se extiendan entre los pueblos de ese continente.
Les recuerdo lo que nuestras Constituciones
nos dicen al hablar de nuestros hermanos difuntos: «Los recordaremos con
afecto, conservaremos vivos sus buenos ejemplos y les permaneceremos
agradecidos por todo lo que hicieron en bien del Instituto» (CD 145). Así lo
haremos.
Dome, te pido que hagas llegar
mis condolencias y mi oración a la mamá de Robin y a sus demás familiares.
Que María, nuestra buena
madre, que en la agonía y muerte de su Hijo estuvo con él, al pie de la cruz,
esté también con ustedes, al pie de esta dolorosa y pesada cruz provincial y
congregacional.
Un fuerte abrazo a cada uno y mi oración. Su hermano y servidor:
Fernando Torre, msps.
Superior General
Superior General
4 de noviembre de 2012